La nueva planta estadounidense de fabricación de chips de la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) sigue siendo objeto de controversia. Para sorpresa de todos, TSMC anunció a principios de este año que su planta de fabricación de chips en los Estados Unidos se retrasaría un año. La falta de trabajadores calificados en Arizona es la causa declarada del retraso, y planea enviar trabajadores de Taiwán al lugar para instalar equipos de alta gama. Sin embargo, tras hablar con empleados que atribuyen parte de la culpa al incumplimiento por parte de los directivos taiwaneses de las normas de seguridad, un informe reciente de The Guardian arroja más luz sobre los problemas laborales en la fábrica de chips de Arizona.
Los antiguos empleados de la sede de TSMC en Arizona afirman que sus horarios de trabajo y otras condiciones de trabajo son inconsistentes
La planta de chips estadounidense propiedad de TSMC es fundamental para los esfuerzos del sector por diversificar su cadena de suministro de semiconductores lejos de Taiwán. La empresa es una de las dos únicas empresas del mundo que producen chips de última generación para otras empresas, y la planta de Arizona es el resultado del esfuerzo realizado durante años por el gobierno de los Estados Unidos para crear una cadena de suministro local libre de conflictos geopolíticos. La proximidad de Taiwán a China y las tensiones políticas entre los dos países han suscitado preocupación por la seguridad de las plantas taiwanesas de TSMC y su importancia para la adquisición de semiconductores tanto civiles como de defensa.
Sin embargo, los sindicatos de trabajadores locales se han opuesto con vehemencia al motivo declarado del retraso después de que TSMC anunciara en sus resultados del segundo trimestre que la planta de chips de Arizona se retrasaría debido a limitaciones laborales. China se beneficia directamente de las fricciones entre Estados Unidos y China, así como de cualquier retraso en la instalación de Arizona, ya que expone a la economía de los Estados Unidos a cualquier posible conflicto taiwanés.
En un informe reciente, The Guardian ha entrevistado a antiguos empleados de la planta de Arizona, en los que afirman que hay varios obstáculos a la construcción de la vanguardista planta de fabricación de chips. Estos incluyen tareas de trabajo poco claras, una cultura de seguridad laxa y actitudes hacia los empleados locales.
En unas declaraciones facilitadas a The Guardian, TSMC defendió su decisión de contratar trabajadores taiwaneses, afirmando que se trata de una práctica habitual en el sector porque los «especialistas con experiencia» conocen bien la maquinaria que están instalando.
Otro exempleado que fue citado por la publicación hizo algunas afirmaciones desfavorables. Afirmaron que los trabajadores que estuvieron expuestos a los productos químicos ignífugos rociados contra los pilares desarrollaron tos. Dado que la tos disminuyó después de dejar de trabajar en la obra, el trabajador cree que la causa podría ser la sustancia química.
Sin embargo, TSMC insistió en que cumple con todas las leyes de seguridad en el lugar de trabajo y en que las tasas de incidencia del sitio son un 80% más bajas que la media nacional.
Uno de los trabajadores admitió que, según sus propias palabras, los trabajadores se encuentran en una situación difícil debido a lo delicado que es el sitio de Arizona y a que China está presionando a TSMC para que reduzca su compromiso con los EE. UU.
A lot of us feel TSMC is only dealing with the union and trying a little bit at all because they want that Chips Act money, they’re chasing it,” they added. “The US is just worried about getting their microchips because of all the drama with China and we’re kind of dragged into it.
