La ciencia nos permite seguir progresando y superar los límites que una vez vimos como seres humanos. El horizonte sobre lo que somos o no capaces de hacer se expande en cada iteración y progreso que damos. Algo como un imán cuántico puede parecernos algo totalmente desconocido, pero se ha descubierto que puede resultar muy útil para su uso en electrónica.
El mundo de la informática y ordenadores se divide, a grandes rasgos, entre hardware y software. La diferencia es clara entre los componentes físicos electrónicos y los programas que dan uso a este tipo de piezas. Al final todo funciona en sintonía para que la computación sea una realidad. A la hora de crear distintos componentes, entre los materiales usados, por raro que parezca, se llegan a usar imanes.
Han creado un imán cuántico que permite crear materiales para electrónica flexible
Los imanes se emplean en ordenadores, generadores, equipos médicos y muchos otros dispositivos, donde el electromagnetismo tiene una función. Aprovechando que los imanes ya se usan habitualmente, unos investigadores del Centro de Ciencia y Fusión del Plasma (PSFC) del MIT, han descubierto una nueva forma de usarlos. Han logrado recrear una especie de imán cuántico, logrando controlar el efecto Hall anómalo con la curvatura de Berry, para poder hacer que ambos funcionen y controlar los efectos.
Este supuesto imán cuántico tendría grandes utilidades en varias áreas fundamentales como son la robótica, la electrónica y la informática. Para intentar entenderlo, tocará hablar del efecto Hall primero. Este se descubrió por Edwin Hall en 1879 y se basaba en colocar un imán en ángulo recto contra una tira vertical de metal con corriente. Esta corriente se desviaba al extremo opuesto del metal, indicando que había un comportamiento asimétrico. Este tipo de movimiento en mecánica cuántica tiene una utilidad, aunque para ello necesita la curvatura de Berry que anteriormente se mencionó.
Esta se emplea para desviar el flujo de electrones, pero no necesita un campo magnético. Es por ello, que se denomina efecto Hall anómalo que ya dijimos. Su principal ventaja es que permite controlar el flujo de la electricidad mejor que con los métodos tradicionales. Ahora bien, sobre el uso de este concepto de imán cuántico, han logrado representarlo. Para ello, un investigador creó un material que tenía el efecto Hall anómalo cuando se aprieta y se estira. Esto significa que podría tener un uso en el ámbito de la electrónica flexible.
Se podrán crear robots humanoides y prótesis con sensores deformables
Sobre el material en sí, este está formado con capas base de óxido de aluminio o titanato de estroncio, con un grosor de medio milímetro. Encima de estas capas, se añade una adicional de telururo de cromo, un compuesto magnético. Este último compuesto es el que permite dar esa flexibilidad a las capas base. Así pues, si se aprieta y se estira, creando una deformación, no pierde su capacidad de conducir electrones. En este momento es cuando queda claro el resultado de este experimento sobre el imán cuántico.
Esto también ha dado la gran idea a los investigadores de crear materiales que puedan ajustarse a la tensión. En resumen, esto permitiría poder crear materiales deformables en sectores como la robótica y crear sensores blandos. Aquí podemos imaginar su uso para construir robots humanoides más realistas. Otro de sus usos potenciales a la hora de crear prótesis artificiales o para empresas como Neuralink, de Elon Musk. En otros ámbitos también tendrán utilidad, ya que permitirán también almacenar datos dependiendo de la tensión aplicada.
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